10 ago 2010

Roma; 12-07-2010, primer día

Bueno, después de mucho tiempo esperando, llegó el día, por fin mi viaje a Roma.

El avión de Ryanair salió del aeropuerto de S.Pablo a las 16:55h, y por cierto con un malísimo despegue por mi parte, ¡que mareo!, ¡que dolor de oídos!... el camino en general bien, pero ya tenía los nervios en el cuerpo así que no quise ni mirar por la ventanilla. La llegada a Roma preciosa y mejor de lo que esperaba; como íbamos al aeropuerto de Ciampino sobrevolamos el centro de Roma y pudimos ver el Coliseo, el Foro, etc... un anticipo de lo que nos esperaba. Afortunadamente el aterrizaje fue bueno, y no veía el momento de que ocurriera.

Bajamos y pudimos notar que el aire no era tan cálido como en Sevilla, pero ¡vaya humedad!, enseguida empezamos a sudar sin parar. Nos montaron en un bus y nos acercaron a la terminal; cuando entramos al aeropuerto me pareció muy pequeño, pero que muy pequeño, la zona de llegada de los pasajeros era más pequeña que el hall de Santa Justa. En nada salimos y al poco nos abordó una chica preguntando si íbamos a Termini con la línea de buses Terravisión, ya me había informado antes y rápidamente le dije que sí, y conseguimos los billetes de bus. Los buses de Terravisión son los que llevan a la gente directamente a Termini, la estación central de tren-metro-buses, en el corazón de Roma, baratos y rápidos.

Tardamos unos 40 minutos en llegar a la estación central de trenes de Termini, por el camino vimos de lejos la Via Apia, uno de los acueductos que nutrían de agua la antigua Roma, San Juan de Letran,... "esto pinta bien". En cuanto llegamos a la estación nos pasamos por un estanco para comprar billetes de transporte urbano, muy baratos, 1€, y lo podías usar en metros, buses y tranvías, sin trasbordo; a partir de ese momento empecé a practicar mi olvidado italiano, aunque si no sabes tampoco pasa nada.

Llegamos al hotel en poco tiempo, estaba muy cerca, a 5 minutos, Hotel RomAntica, hacen un juego de palabras en italiano. Estaba bien, pequeño, límpio, gente simpática, pero cuando llegamos no había luz, problemas de la zona, estaban cambiando las vías del tranvía, que ¡eran de madera!, por unas nuevas; afortunadamente se solucionó muy pronto, unos 5 minutos. El hotel muy cómodo, en el centro y muy cerca de la estación.

Bueno, ya acomodados decidimos salir a dar una pequeña vuelta y a cenar, así que nos fuimos a ver la Basílica de Santa María Maggiore, que la teníamos casi al lado, y luego bajar por Via Cavour hasta el Coliseo... Espectacular.



9 ago 2010

Roma, 13-07-2010, segundo día, por la mañana

Nos dispusimos a salir tempranito porque lo planeado era intenso, así que habíamos planeado estar en la calle sobre las 8:00h, pero al final salimos un poco después de las 08:30h., hora que iba a ser la habitual. La idea del plan me la había dado Jose María, así que la seguimos, con alguna modificación.

Primero nos fuimos a Santa María Maggiore, la teníamos al lado. Grande, bien proporcionada, teníamos que comparar con el tamaño de la gente para poder apreciar las medidas reales de las cosas. De las cuatro basílicas mayores era la más pequeña, lo que me hizo pensar sobre las otras que me quedaban por ver, porque sería alucinante.

Una de las cosas que empezó a llamarme la atención era la cantidad de mármoles, de piedra,... a diferencia de nuestras iglesias, repletas de madera, yesos y rejas; era algo que me esperaba, pero no de esa forma; el aire romano antiguo no lo había perdido pese al barroco, mantenendo mosaicos antiguos; presentaba un baldaquino, muy común en las iglesias romanas, sobre todo las importantes con reliquias. Una de las capillas laterales estaba reservada para misa, de hecho estaban en ella; otra de las capillas laterales, la más importante, estaba dedicada a Santa María de la Salud, Fran me comentó que era la primera imagen mariana con esa advocación que se hizo en el mundo, y a la que realmente se le debe la basílica; la capilla era espectacular, la imagen de la Virgen con Niño era un icono palocristiano muy interesante, de relativo pequeño formato, al que le habían realizado un retablo enorme que casi no te dejaba verla. El presbiterio de la basílica presentaba un baldaquino, bajo él una estatua de Pío IX, de mármol, magnífica, orante ante las reliquias del Pesebre, que guarda el templo desde la Edad Media.

Antes de terminar la visita le comenté a Fran que en un escalón del presbiterio estaba la tumba de Bernini; nos costó encontrarla porque no había mucha luz; la mayoría de la gente no sabe que allí está el responsable de las mejores obras de arte europeo y del barroco, y por eso se merecía una visita.


Fuimos a Termini, al metro, con las carteras guardadas y la mochila a buen recaudo, como nos habían dicho; dirección Circo Máximo. Llegamos en nada; cuando salimos me despisté pero en nada volvimos a retomar el plan: dirección Termas de Caracalla, a 5 minutos escasos de la parada del metro. Qué calor bochornoso hacía ya a las 9 de la mañana. Las Termas eran enormes, paseamos por los restos de las diferentes estancias. Los lienzos de pared eran bien altos, en algunas zonas quedaban mosaicos y piezas de mármol de la ornamentacion original.

La visita no duró mucho, así que seguimos el camino, de vuelta, al Circo Máximo.

El Circo Máximo era como me lo imaginaba, una gran ondanada alargada en el suelo, al pie del Palatino, colina que la verdad no sabía que fuera tan alta. Muchos no saben que parte de las galerías del circo se consevan, si lo excavaran sería alucinante; no obstante, sólo ver el tamaño del recinto te impresiona.

Lo recorrimos a lo largo para acabar en la Iglesia de Santa María in Cosmendi, la de la Boca de la Verdad, pero antes vimos la Iglesia de Santa Anastasia, como estaba abierta entramos a ver qué tal era; Santa Anastasia era muy normalita pero vi algo que luego me hizo comprender cómo se mantienen los suelos de las iglesias tan bien, un señor de rodillas con unas balletas refregando y echándole productos, ¡¡¡de rodillas!!!





Santa María in Cosmendi tiene un aire medieval, románico, precioso; en el atrio de entrada estaba en un extremo la Boca de la Verdad; muy poca gente cuando llegamos, unas 6 o 7 personas, y pude hacer la fotos sin nadie fácilmente, no puse la mano porque me parece de catetos, poner la mano en la ranura de un sumidero romano puesto en la pared en el s.XVI para crear una leyenda.

Entramos; genial, pequeña, con aire paleocristiano, con una luz ténue que le daba mucho encanto espiritual. La nave central estaba ocupada por una estructura con pulpitos, supongo que para algún coro. La comunidad religiosa que regenta el templo era oriental, de la zona de Siria.

Justo frente a la iglesia pudimos ver el Templo de Hércules Victor, fácilmente confundible con un templo a Vesta por ser circular, y casi al lado el Templo de Portuno; el dios Portuno era el guadián de las llaves y de las puertas además de la ganadería, y es que estamos en la zona del Foro Boario (foro del ganado) y del primitivo embarcadero (entrada a la ciudad) de Roma. Muy cerquita, en dirección al Capitolio pudimos ver el exterior del Teatro de Marcelo.


Llegamos al pie de Capitolio, con una escalera tremendamente alta. Subimos primero a Santa María Aracoeli, luego iríamos a la Piazza del Campidoglio, a ver el Museo Capitolino, pasaríamos allí el calor y luego almorzaríamos.

Santa María Aracoeli, en lo alto del Arx, la zona norte de la colina del Capitolio, ocupa más o menos el solar del antiguo Templo de Juno Moneda (sí, de ahí viene el nombre de las piezas de metal circular que guardamos en la cartera). Cuando entras merece la pena haber subido tantos escalones. Sencillamente magnífica, y con unas vistas a la Plaza del Capitolio y al Foro por la parte trasera envidiable. Justo al lado estaba la parte trasera del Monumento a Victor Manuel, pero decidimos no subir al mirador que tiene, la mejores vistas del foro son desde el Museo Capitolino

nada... al Museo Capitolino, a ver entre otras cosas al ¡¡¡ Galo Moribundo, a Marco Aurelio a caballo... y a la Loba !!!

8 ago 2010

Roma, 13-07-2010, segundo día, Museo Capitolino


El martes casi al medio día, después de ver Santa María Aracoeli, nos dispusimos a visitar el Museo Capitolino. No teníamos claro cual de los tres edificios de la Plaza del Capitolio era el primero para visitarse, pero al final dimos con la solución, preguntando claro, porque de señales pocas; la taquilla por un lado, la entrada por otro, ningún folleto con un plano para no perderte... todo muy a la italiana. 


Al final descubrimos que los tres edificios están comunicados por pasillos subterraneos, y uno de ellos con vistas directas al Foro. A través de tres grandes arcos que se ven en la foto, pertenecientes al Tabularium.



7 ago 2010

Roma, 13-07-2010, segundo día, por la tarde

Una vez que vimos el Museo Capitolino, y disfrutamos de piezas como la cabeza de Constantino, la Loba Capitolina, la estatua ecuestre de Marco Aurelio, el Galo Moribundo entre otras, salimos en dirección a comer. 

Cuando terminamos de almorzar descansamos unos minutos viendo la Columna de Trajano, que nunca tuvo las cenicas del emperador como muchos piensan; justo en frente la prespectiva del Monumento a Victor Manuel, alias la "maquina de escribir".




Nos pusimos en marcha, cruzando los peligrosos pasos de cebra italianos en dirección al Foro; peligrosos literalmente porque si podían nos adelantaban metiéndose en contramano antes que frenar. Rápidamente aprendimos a no dudar cuando estuviéramos atravesando la calle, ahí estaba la clave, no dudar.

La ruta consistía en Foro, luego Palatino y por último Arco de Constantino y Coliseo. Jose María me había comentado que compraramos las entradas, que eran conjuntas, en el Foro porque había menos gente que en el Coliseo, y nos vino muy bien porque el Coliseo estaba hasta la bandera de gente en cola, y con las entrada ya compradas pasabamos directamente.

En el Foro nos hizo un calor terrible, pero que gustazo ver las basílicas, los templos, la Curia, el Arco de Septimio Severo... el centro del mundo mediterráneo durante varios siglos... ver lo que tantas veces había estudiado y leído, endirecto, que gustazo; estaba como en casa; hubiera ido más veces si no fuera por el terrible calor, de hecho en la televisión anunciaban una ola de calor tremenda ("ondata di caldo torrido").

Por cierto, cartelitos de información mínimos, casi inexistentes, menos mal que casi me movía como pez en el agua. Desde el Palatino las vistas del Foro son magníficas, y realmente cuando lo ves entiendes porqué al final se hicieron los foros imperiales, aquello se quedó sin terreno libre. Las Casas de Augusto y Livia estaban cerradas, ¡lástima!. La Casa de las Vestales en restauración, la Basílica de Majencio impresionante, y acabamos en el Arco de Tito contemplando el relieve de la toma de Jerusalén.



Después nos fuimos a ver el formidable Arco de Constantino, los restos de la Meta Sudans, y justo al lado el magnífico Anfiteatro Flavio, o sea, el Coliseo. Es enorme y eso que faltan partes muy extensas, y además muy oscurecido por los efectos del tráfico.

Con las entradas compradas en el Foro entramos directamente sin cola, hay más gente en el Coliseo que en el Foro, debido a la típica publicidad turística, es una pena, el Foro es mucho más interesante. Dentro había una exposición sobre gladiadores y el funcionamiento del edificio. En la calle trasera están los restos del Ludus Magnus, donde vivían y entrenaban los gladiadores.



Por último, muy cansados, ya que la ruta del día había sido muy extensa, y pesada por el calor, decidimos finalizarla visitando San Pedro in Vincoli, muy cerquita del Coliseo y de camino al hotel.

Subiendo la calle pudimos ver una fuente cuya taza era un sarcófago paleocristiano, como me adviertió Jose María para que no me lo perdiera. Lo importante de San Pedro in Vincoli, no es que guarde como reliquia las cadenas que apresaron a S.Pedro, que evidentemente son falsas, sino que en el rincón de la nave derecha está la tumba del Papa Julio II, y en ella la magnífica e importante escultura de Miguel Ángel, el Moisés.

 
 

6 ago 2010

Roma, 14-07-2010, ruta de la mañana

El miercoles, tercer día en Roma, lo dedicamos a rutas de iglesias y plazas; en busca de buenas esculturas, caravaggios y arquitecturas "imposibles" como dice nuestro amigo Javi. También añadiríamos algunos restos de la Roma Antigua, como el Panteon y el Ara Pacis.

La primera parada, la Basílica de Santa María de los Ángeles, frente a Términi, ocupando las antiguas Termas de Diocleciano. Pasamos por delante del Museo Nazionale Romano-Palazzio Massimo, y decidimos que a la vuelta, al final del día, lo veríamos.

La Basílica de Santa María de los Ángeles tiene una discreta y parca fachada, pero en el interior guarda una joya. Mantiene más o menos la estructura del tepidarium de las termas, eso al menos intentó Miguel Ángel; cuando entras el volúmen hacia arriba es alucinante, sólo con ver el tamaño de la gente en la foto te haces una idea, y piensas cómo debieron ser las termas, perdidas en gran parte.

Otra cosa que llama la atención es la estructura realizada en el suelo a modo de meridiano solar, de Francesco Bianchini, bajo el crucero del templo; el Papa Clemente XI mandó construirlo, según diseño de Miguel Ángel, en 1702; servía para demostrar la exactitud del Calendario Gregoriano y determinar la fecha de la Pascua en el modo más exacto posible con los movimientos del Sol y la Luna.



Bueno, seguimos. La siguiente parada tres iglesias, y además muy juntitas.

Santa María de la Victoria. Íbamos buscando la magnífica escultura del "Éxtasis de Santa Teresa" realizada por Bernini, y nos llevamos la sorpresa de estar en un maravilloso y pequeño templo; la escultura de Santa Teresa literalmente flota, y el juego de expresividad y movimiento es admirable.

Justo al cruzar la calle, entramos en la Iglesia de Santa Susana, más grande y con unas pinturas murales muy interesantes y trampantojos muy bien conseguidos.

En frente una iglesita, redonda porque utiliza una esquina de las antiguas termas de Dioclesiano, San Bernardo alle Terme.



Seguimos por la Via 20 Settembre hacia el cruce con Via alle Quattro Fontane, a ver precisamente las cuatro fuentes, ubicadas en cada esquina del cruce, y justo al lado San Carlo alle Quattro Fontane (San Carlino). Como estaba cerrada aún seguimos algo más hacia delante, vimos San Andrés del Quirinale y la Piazza del Quirinale, con una fuente que presenta un obelisco y una pareja de estatuas, los Dioscuros, traídas de las antiguas termas de Constantino, y por supuesto unas estupendas vistas de la cúpula de San Pedro del Vaticano. Luego volvimos a San Carlino porque ya estaba abierta.

San Carlino, un interesante ejemplo del barroco, de fachada compleja llena de entrantes y salientes, pero cuando entras tienes una iglesia pequeña; está acompañada de las cuatro fuentes en las esquinas; guarda el primer cuadro dedicado a San Carlos Borromeo en su sacristía; fue construida por Borromini. San Andrés del Quirinal la realizó otro magnífico artísta, competidor de Borromini, el mismísimo Bernini, y el pique se nota; además S.Andrés tiene una sacristía maravillosa, y los restos de San Estalisnao de Kostka.



Bajamos por Via alle Quattro Fontane para ver la Fontana di Tritone, de Bernini; preciosa, aunque me pareció pequeña en el entorno donde está.



Luego en 5 minutos acabamos en la Fontana di Trevi, el sonido del agua la anunciaba un par de calles antes de llegar. Ahí si que había gente; espectacular, tal y como me la imaginaba. En dos días pasamos unas 5 o 6 veces, más de casualidad que otra cosa, pero seguía impactando, aunque también cansa tantas veces seguidas.




De nuevo en marcha; dirección al Panteon, pero antes de llegar nos pasamos por varias iglesias.

Primero, y casi de casualidad, la iglesia de los Santos Apostoles, y de casualidad porque realmente buscabamos Santa Croce, pero estaba cerrada, y como estabamos al lado de los Santos Apostoles nos dió por entrar a ver qué tal, entrabamos en todos los templos abiertos. Es preciosa, grande, y sin turismo. Luego nos pasamos por San Ignacio, de mayor tamaño y como diría Rosa "apabullante", además tiene una peculiaridad que Fran me recordó, tiene una falsa cúpula en el crucero, vamos, que está pintada, no existe... ni me acordaba.



Luego la ruta siguió hasta Santa María Sopra Minerva, catalogada como la única iglesia gótica de Roma, aunque realmente vimos algo de gótico en otras.

Es muy conocida porque tiene en la plaza un monumento realizado por Bernini, un obelisco con un elefante. Por dentro es una maravilla, y destacan, a parte de sus bóvedas azules con estrellas, un Cristo Redentor de Miguel Ángel, las tumbas del insigne pintor Fra Angelico y de Santa Catalina de Siena, y la maravillosa Capilla Carrafa.



Y ahora... el PANTEON... sublime, impactante... lástima por los andamios de media fachada y la cantidad de gente que había dentro. Lo que tuvo que ser el conjunto de edificios romanos de alrededor si éste era el más pequeño.






La hora no nos permitía ver nada más abierto, la iglesia de San Luis de los Franceses entre otras, las tuvimos que emplazar para otra ruta, así que nos fuimos a la Plaza Navona, deleitarnos con el entorno, las fuentes y comer helado donde nos comentó Jose María,... helados fantásticos. De camino antes nos pasamos a ver San Ivo alla Sapienza, cerrada salvo el patio, como es habitual.





Luego decidimos buscar algo de comer, nos planteamos ir por Via Pastini para no encontrarnos todo el reguero de gente que va del Panteón a la Fontana de Trevi y viceversa, y nos topamos con una sopresa; Fran me preguntó: "qué es eso, tú que sabes más de romanos", le dije que por la apariencia era un templo pero que no sabía cual, miré la guía turística pero no lo mencinaba, indagué en otra que dejé en el hotel y era el Templo de Adriano; tremendo, y sólo era el costado; los turistas no tienen ni idea de que eso está allí.

Luego acabamos comprando unos paninos, viendo la Columna de Marco Aurelio, y almorzando en la Fontana de Trevi.


 

5 ago 2010

Roma, 14-07-2010, ruta de la tarde

Una vez almorzados, y algo descansados, proseguimos la ruta; esta vez lo planeado era hacia la Plaza de España, Ara Pacis y Plaza del Populo.

La Plaza de España es un entorno muy bonito, pero con el calor que hacía estabamos todos alrededor de la fuente de la Barcaccia. Que cantidad de buenas fuentes tiene esta ciudad. Arriba la Iglesia de Santa Trinitá delli Monti, muy sencilla, un gótico reformado posteriormente. Subimos usando el ascensor del metro (consejo de Raquel), en una de las calles laterales, ya que no estabamos como para subir muchos escalones con la ola de calor, además, si hay algo que te lo facilita, para qué renunciar.

Luego de camino al Ara Pacis entramos en la iglesia de S.Ambrosio e Carlo al Corso; enorme, cosa que ya venía siendo habitual en esta ciudad, y preciosa; no sé porqué la mayoría de la gente se quedaban en el cancel de cristal y no entraban.




A pocas calles estaba el Mausoleo de Augusto, muy destrozado y sin turismo, y justo al lado el Ara Pacis, que le han hecho un museíto y así te cobran ¡¡¡8€!!!... bueno, al menos dentro se estaba fresquito, además, hay que entrar, no me podía ir sin verlo.

El museíto contiene simplemente una maqueta que reproduce esa zona de la ciudad romana, sin nada, sólo con la reproducción del Ara Pacis en su ubicación original, la del Horologio y la del Mausoleo de Augusto; luego en una gran sala el Ara Pacis, como diría Paco, el "Altar de la Paqui". Ahí estaba, majestuoso y elegante, muy bien conservado, con magníficos relieves. Como el edificio era casi de cristal, podíamos ver en frente el Mausoleo de Augusto, mejor que desde la calle, y sobre todo, fresquitos. En la parte de abajo del museo había algunas piezas de segundo orden de arte romano, las vimos a través de los cristales en la calle porque dentro no vimos ningún acceso, tampoco era para tanto. En la calle, en un costado del edificio la Res Gestae.


Ahora, de camino a la Piazza del Popolo. Un sitio muy bonito, con una perspectiva hacía el centro de Roma con la fuente-obelisco y detrás las iglesias gemelas de Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto, una cerrada y la otra no merece la pena entrar.

A un costado de la plaza una de las entradas al Pincio, y presidiendo uno de los extremos de la plaza, Santa Maria del Populo, donde nos esperaban unos magníficos Caravaggio. Nunca debe irse nadie de Roma sin ver los Caravaggio que hay repartidos por varios templos.
 

Cansados ya de un intenso y fructífero día, decidimos usar el metro para volver a Termini, la parada estaba al lado de Sta.Maria del Populo. Una vez en Termini decidimos ver el Museo Nazionale Romano-Palazzo Massimo para rematar la faena; la verdad que yo estaba hecho polvo de todo el día pero Fran me insistió en que yo le dije que quería verlo, estaba tan cansado que no recordaba por qué, y como me decía luego podría arrepentirme de no haberlo hecho; menos mal que le hice caso, porque la colección de pintura mural romana es de lo mejor, la mayoría de la Casa de Livia en el Palatino y de la Villa Farnesina, y no digamos la escultura de Augusto Sumo Pontífice y el Sarcófago de Batalla; en el sótano había una colección numismática impresionante, así como restos de objetos ligados a la imagen de poder de los emperadores.



Con ésto terminamos el día. De camino al hotel, que estaba a 5 minutos, nos pasamos por un super, compramos algo para hacer bocadillos porque estábamos muertos como para salir a cenar, a parte de que el horrible calor bochornoso nos quitaba las ganas de comer pizza, pasta o lo que sea de restaurante.

4 ago 2010

Roma, 15-07-2010, Vaticano


El jueves 15 teníamos planeado visitar el Vaticano. Fuimos en metro hasta Ottaviano, y de ahí a la Plaza de S.Pedro unos 5 minutos máximo.

La visita estaba condicionada por la reserva a la Necrópolis Vaticana, a las 9:45h, así que preferimos llegar sobre las 9:00h, pasear un rato por la zona, y ver algo de la basílica; como subir a la cúpula nos llevaría tiempo, preferimos dejarlo para después de la necrópolis y no agobiarnos con las prisas. Una vez vista la necrópolis y la cúpula, veríamos la basílica, y el resto del día el Museo Vaticano; terminaríamos descansando en la Plaza de S.Pedro y volviendo al hotel paseando para ver el Castillo St.Angelo, el Puente de los Ángeles, etc.

Hacía un calor bochornoso cuando llegamos al Vaticano sobre las 9:00h. Estuvimos paseando un poco por la plaza, que a simple vista era grande, pero, como solía ser habitual, está todo tan bien proporcionado que el tamaño real no lo aprecias hasta que no comparas con los grupos de personas. El conjunto majestuoso, restaurado, aún no había mucha gente.

En principio pensamos dar una vuelta por la basílica para hacer tiempo antes de ir a la necrópolis; la entrada a la basílica era por la derecha según se mira la fachada, pero vimos que había un gran cola por el control de seguridad, y la hora de la visita a la necrópolis se nos venía encima; me había comentado Jose María que se entraba por el costado izquierdo de la basílica, y no estaba seguro si debíamos ponernos en cola para entrar como todos pasando el detector y luego ir hacia la zona izquierda.

Al final nos fuimos hacia el rincón de la izquierda, pasamos de la cola, a ver si encontrábamos información. Allí vi un grupito de muchachos, algunos sacerdotes, que hablaban en correcto castellano, me acerqué y les pregunté si eran españoles, que lo eran, y si sabía cómo llegar a la Ufficio Scavi, la entrada a la necrópolis; nos dijeron que era fácil, que nos acercáramos a la guardia suiza del rincón izquierda de la fachada de la basílica y le enseñáramos el papel oficial, y entraríamos como los cardenales, sin esperar cola.


Efectivamente, el guardia nos indicó que dejáramos la mochila en la taquilla y volviéramos, eso sí, nos abrió las vallas y nos saltamos las colas; eso de entrar como los cardenales es estupendo. Pasamos a la Oficina de la Excavación, allí estaban esperando un grupo de hispanohablantes.

La visita a la necrópolis la conseguimos gracias a Jose María, bueno y a su hermano; la necrópolis es genial, la Via Cornelia con sus respectivos mausoleos del s.II d.C. enteritos, perfectos; alucinante la visita, con buena guía. La zona era muy húmeda y con algo de calor. Las fotos estaban prohibidas, así que se puede uno hacer idea gracias a la visita en 3Dcon cámaras webs:

http://www.vatican.va/various/basiliche/necropoli/scavi_italian.html#
(hay una presentación de unos minutos y luego se accede a la visita virtual)

Salimos y nos fuimos a la basílica, nuevamente saltándonos la cola, y nos dispusimos a subir a la cúpula, pero antes recogimos la mochila y la cámara. Unos 15 o 20 minutos en cola y al ascensor. Llegamos al tambor de la cúpula y nos asomamos al interior del templo, está todo tan bien proporcionado que no notabas las magnitudes de las estructuras; nos quedamos pensando a qué altura estabamos, debajo estaba el baldaquino y éste tiene unos 30 metros de altura. Subimos, con dos pequeñas paraditas para asomarnos por las ventanas y de camino descansar; el pasillo se iba inclinando y al principio creí que era mareo, hasta que fui consciente de que era por la forma de la cúpula. Cuando salimos a la linterna de la cúpula fue maravilloso, no sé porqué no me dio nada de miedo, estuve haciendo fotos, mirando y corriendo de un sitio a otro, disfrutando como un niño.

 

Una vez abajo, para no perder tiempo, derechitos a la basílica. Para quedarse con la boca abierta. Paradas obligatorias en la Piedad de Miguel Ángel, donde había bastante gente, señalización de la catedral de Sevilla en el suelo de la nave central, imagen devocional de S.Pedro, Baldaquino, Cátedra de S.Pedro y varias tumbas de Papas como la de Alejandro VII, entre otras cosas.



Uff, y ahora, alucinados, al Museo Vaticano, a alucinar más todavía.

La cola no duró mucho, unos 15 minutos, pero al sol era insoportable. Era las 2 del mediodía. Decidimos dividir en dos la visita, y almorzar entre ambas; no habíamos comido y Jose María nos aconsejó que comiéramos allí mismo en el museo. Primera parte museo: veríamos desde las piezas romanas y helenísticas hasta la Capilla Sixtina, pasando por la colección etrusca y egipcia, luego parada para comer, segunda parte, la pinacoteca; como con las prisas no pude ver la colección etrusca, una vez terminamos la pinacoteca fuimos a verla.

Muchas obras... no tengo palabras para expresar lo que fue ver el Augusto de Prima Porta, Perseo, Laocoonte, Apolo del Belbedere, las momias egipcias, las estancias de Rafael con la Escuela de Atenas y la Capilla Sixtina,entre muchas cosas.

En la sala de arte romano, estabamos "cuatro-gatos" viendo el Augusto de Prima Porta, que era impresionante estar delante, Esculapio sobrecogía, El Río Nilo magnífico, La Amazona Herida preciosa, y todas prácticamente sin nadie viéndolas,es una pena...

En cambio en la Capilla Sixtina era muy molesto la bulla, de hecho tenía la sensación de que la mayoría pasaban de todo, era como ganado, ni se daban cuenta de dónde estaban, eso sí, luego dirán "he ido a Roma".





Una vez vista la Capilla Sixtina nos fuimos a comer; era muy tarde y el restaurante estaba ya cerrado, sólo quedaban abiertas la pizzeria del museo y la cafetería; fuimos los penúltimos en poder comer pizza, menos mal.

Luego fuimos a ver la pinacotena, y justo allí nos encontramos con Francisco (Curro para algunos), que casualidad, nos vemos poco en Sevilla y nos tenemos que encontrar en Roma jajaja.

La pinacoteca la vimos muy cansados, y realmente sin asimilar mucho, es casi el síndrome de Stendhal o "mal del museo", por primera vez supe lo que era aproximadamente. Faltaban obras, pero el cansancio hacía que nos diera casi igual.

La salida del museo también era espectacular, una doble escalera enorme de caracol; habían puesto unas vallas al principio porque las caídas por quedarse ensimismado viendo la escalera eran muy aparatosas, mucha gente se quedan mirando hacia arriba según bajan y tropiezan, de hecho fuimos testigos de ello.
 


Volvimos a a la Plaza de S.Pedro; decidimos a entrar de nuevo en la basílica durante un rato, luego fuimos a un extremo de la plaza y descansamos deleitándonos con el entorno.


Reiniciamos la marcha, esta vez ya de camino al hotel, eso sí, viendo el Castel St'Angelo y el puente; luego daríamos una vuelta hacia la Piazza Navona, si hubiera alguna iglesia abierta entraríamos.



La sorpresa fue que de camino a la P.Navona encontramos un ¡¡¡ Carrefour Express !!!, entramos a por un par de refrescos y un taper de macedonia de frutas que nos sentó de escándalo.

Se nos fue haciendo de noche mientras paseábamos por P.Navona y Panteon, luego un buen helado, la Fontana de Trevi, el Quirinale...





y conciertito en la Pz. San Ignazio.


Acabamos comprando pizza al taglio, que la comimos en el hotel, estaba malísima, pura sal. Que mala suerte hemos tenido con las pizzas.